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Aliméntate bien después de tu rutina aeróbica

Por experiencia propia te puedo decir que después de hacer ejercicios da mucha hambre, sensación que no debemos calmar con cualquier cosa que encontremos a la vista, sino con alimentos básicos que nos ayuden a recuperar fuerzas de una manera saludable.
Son dos las maneras en las que te vamos a enseñar cómo alimentarte después de tu rutina diaria de ejercicios. Estas recomendaciones puedes tomarlas en cuenta para que tu organismo se sienta muy bien y con un estilo de alimentación balanceado.

  • Ejercicio aeróbico menor a los 30 minutos.
Este tiempo de ejercicios es suave. En 30 minutos tal vez hiciste un poco de baile o algo de caminata en la faja caminadora. De repente practicaste algo de steps o corriste alrededor de un parque. Perfecto, para este tiempo lo mejor es tomar agua o un rehidratante que nos ayude a recuperar las sales perdidas en el sudor.


  • Ejercicio aeróbico mayor a los 30 minutos.
En este tiempo ya debes haber sudado bastante y tal vez estarás cansado. Date un respiro y descansa, toma agua y si tienes esa sensación de hambre que hace sentir tu estómago vacío, puedes tomarte un vasito de yogurt light o frutado. Otra opción es comer una fruta, como una manzana o un melocotón.


  • Ejercicio aeróbico mayor o igual a 60 minutos.
El ejercicio ya es mayor en este punto y cabe resaltar que el cuerpo ya necesita un poco de comida para que no te sientas mal ni mareado. Una rutina de baile o de cardio de una hora o más puede saciarse con una porción de fruta con yogurt y cereal de fibra. Otra opción es comer un sándwich integral con jamón desgrasado. De esta manera suplirás tu necesidad de proteínas y carbohidratos necesarios para una efectiva recuperación.

Fuente: http://www.webdelabelleza.com

 

Los mejores consejos para ponerte en forma

Si quieres ponerte en forma y sentirte mejor que nunca con tu cuerpo y tu mente, entonces ¡esta es tu sección! Te acompañaremos en este viaje hacia la salud y el bienestar ayudándote a cuidar tu línea proponiéndote las mejores dietas para adelgazar o mantener tu peso ideal.

Y es que hacer dieta para perder peso no es siempre fácil. Por eso, queremos mostrarte la mejor forma de llevar a cabo un régimen, para que no te desesperes y puedas adelgazar siempre con salud.




Dolor después del ejercicio, ¡los mejores tips para combatirlo!

Creo que una de las cosas que más nos desaniman cuando comenzamos a hacer deporte es el dolor del que somos víctimas los primeros días. Definitivamente tiene que haberte pasado: tu primer día en el gimnasio, llegas feliz con tu ropita nueva comprada especialmente, las mejores zapatillas y comienzas con la rutina que te prepararon especialmente.  Te sientes satisfecha, sientes haber botado las toxinas que tenías acumuladas por años y por supuesto que mañana volverás para demostrarle al mundo lo disciplinada que eres.

Pero… ¡horror total! Al día siguiente no puedes levantarte de la cama porque hasta el último centímetro de tu cuerpo duele. La pregunta que surge de repente es: ¿No se suponía que el ejercicio consigue que uno se sienta mejor? Definitivamente no es esto lo que esperabas. Por ahí has escuchado comentarios como: “Debes alegrarte porque eso quiere decir que tus músculos están trabajando”, “el dolor demuestra que te estás esforzando” o “ese es el precio que tienes que pagar para ponerte en forma”.

El problema con todo esto es que el segundo o tercer día te cuesta el doble hacer ejercicio porque los dolores aún no han sucedido. ¿Qué puedes hacer?

 

El dolor después del ejercicio, ¿es normal?

Sí, lo es. ¿Había escuchado sobre el Sistema de Ácido Láctico? No quiero aburrirte mucho con explicaciones científicas. Pero cuando hacemos ejercicios en los que los músculos se esfuerzan, se producen varias sustancias en nuestro organismo. Una de ellas es el ácido láctico que es resultado del procesamiento del glucógeno (el que nos da energía). Ese ácido luego pasa al hígado para ser procesado nuevamente, pero los músculos en el proceso se vuelven “ácidos”. 

Cuanto más sedentaria hayas permanecido, el proceso tarda más y es lo que puede causar dolor (otra buena razón para la actividad física permanente).


Lo otro es que los tejidos musculares se “rompan”. Suena mal pero el trabajo de regeneración es automático así que no te preocupes mucho. Incluso cuando ya comienzas a  hacer ejercicio y un día trabajas un músculo diferente sentirás este dolor. Pero agradécelo, es el primer paso para saber que estás desarrollando musculatura que poco a poco y si eres disciplinada reemplazará completamente a la grasa.


¿Qué hacer ANTES de hacer ejercicio?

  • Jamás olvides calentar. Cuando lo haces, las arterias se abren dejando que el oxígeno llegue a todos lados con mayor facilidad. Tus músculos se vuelven flexibles y suaves para cualquier movimiento. Por eso una buena rutina de calentamiento incluye estirar y otros ejercicios específicos que generen actividad ligera sobre las zonas musculares que vas a utilizar posteriormente.

  • Mantente hidratada antes y durante el ejercicio. La deshidratación puede generar distintos tipos de molestias según el organismo.
  • Poco a poco. Ahora bien, cuando se trate de planear tu nueva rutina, no te emociones tanto en un principio. Recuerda que tus músculos han estado inactivos bastante tiempo así que tienes que despertarlos poco a poco. Si por ejemplo, vas a correr, es mejor que comiences con poco tiempo y lo vayas aumentando con el transcurrir de los días.  Recuerda que lo último que necesitas es causar una lesión que te inmovilice una semana.

¿Qué hacer DESPUÉS del ejercicio?

Tan importante como la fase de calentamiento es la fase posterior. Esto se cumple para cualquier tipo de ejercicio, pero se entiende de forma mucha más clara cuando corres. Si has corrido 5 km y el último lo has hecho a una buena velocidad, no te pares inmediatamente en cuanto pases el último punto. Hazlo de forma paulatina, anda bajando la velocidad y luego camina unos metros. Vuelve a estirar un poco para que los músculos encuentren su lugar.


No es aconsejable que en las primeras semanas hagas ejercicios todos los días. Intercala con un día de descanso para que tu organismo tenga tiempo de regenerar los tejidos.

Si sientes mucho dolor, puedes optar por tomar un analgésico suave que te ayudará a aliviarlo mucho más rápido. Solo recurre a ellos cuando sea muy necesario.

¡Ojo! Antes de comenzar con el deporte que has escogido, siempre es bueno que vayas a una revisión con tu médico de confianza. De la misma forma si el dolor perdura por más de una semana es momento que acudas a él nuevamente porque puedes haberte causado una lesión mayor.

Fuente: www.lineayforma.com

Cómo perder una talla en una semana, ¡los métodos más fáciles!

En los últimos años los nutricionistas han cambiado radicalmente su manera de pensar y creo que debemos agradecérselo. Porque si antes nos obligaban a seguir dietas extremas para perder algunos kilos, ahora mas bien nos enseñan a tener un estilo de vida diferente. Aunque no lo creas con pequeños cambios en nuestro día a día, conseguimos sentirnos diferentes y estoy segura que no hay mujer en este mundo que no quiera perder alguna talla.


A lo que me refiero es que no solo se trata de perder una o dos tallas (las que necesites) sino de mantenerte en tu peso ideal. Entonces, como ayer conversaba con una amiga  se trata de incluir buenas prácticas en nuestra vida. Así que los consejos que te voy a dar tendrás que seguirlos al pie de la letra en una semana, pero luego incluirlos lo más que puedas para no volver a ganar lo perdido

 

¡Adiós a esas copas!

El alcohol es nuestro peor enemigo cuando tratamos de bajar de peso. Se trata de bebidas altas en calorías, conocidas como vacías, porque no contienen ningún tipo de nutriente e incluso dificultan la absorción de vitaminas.

Te propongo algo, cambia tus copas de vino o ese cóctel que tanto te gusta, por tazas de té verde, una bebida que actúa como quemador de grasa. Consume por lo menos 4 o 5 tazas al día y no solo estarás evitando las calorías del alcohol sino ayudando a tu metabolismo a ser más rápido.

 

Proteínas en cada comida

Atrás quedaron esos tiempos en que una dieta se basaba en verduras, verduras y más verduras. ¿Qué pasaba? Muy simple, nos moríamos de hambre y a la primera tentación caíamos. Los estudios han demostrado que en una dieta las proteínas son protagonistas: ayudan a frenar el apetito (porque nos satisfacen), queman directamente grasa al digerirse y tienen un efecto positivo en las hormonas, ayudan a aliviar la ansiedad, construyen y mantienen los músculos. ¿Sorprendida?

Así que durante esta semana, disminuye los carbohidratos (pan, pastas, harinas, arroz) e incluye una proteína en todas tus comidas (en especial el desayuno): pollo, carne, huevos, frutos secos, lácteos. Por supuesto en el caso de las carnes que sean a la parrilla, sancochadas o al vapor, nada de frituras.

 

¡Sí, a la actividad!

¿Cuánto te mueves en una semana?, ¿cuántas caminatas das?, ¿sales a montar bicicleta?, ¿bailas? Busca tus actividades favoritas en las que haya ejercicio incluido y muévete.
Esta semana tu reto será incluir una actividad física por lo menos 20 minutos cada día, al final de estos siete días te apuesto que te sentirás diferente: más joven, activo y hasta más alegre. El ejercicio eleva la cantidad de serotonina (la hormona de la felicidad) en nuestro organismo.

 

Planea tu menú

Una de las trampas en la que caemos a menudo es que terminamos siendo presas del hambre. A media tarde cuando estamos en la oficina, pensamos: “Un chocolate me caería tan bien, o una dona, o… una pizza”. Para no caer, planea exactamente qué comerás, incluso los snacks o tentempiés como frutas o yogur.  No dejes que los antojos arruinen tu disciplina.

 

Una botella de agua a la mano

Uno de nuestros errores más comunes es confundir hambre con sed. Es decir, buscamos llevarnos algo a la boca cuando en realidad bastaría con tomar un vaso de agua.
Durante esta semana puedes hacer un experimento: cada vez que sientas hambre, toma dos vasos de agua y pon atención a si la sensación ha cedido. Para ello lo más práctico es que tengas una botella de agua siempre a la mano. Consigue una pequeña que puedas cargar en cualquier sitio. En el mercado encontrarás modelos lindos y originales.

 

Reduce tus porciones

Si antes comías un plato que estaba lleno hasta los bordes, prueba por esta semana consumir 3/4 de esa cantidad. Muchas veces comemos tan solo por costumbre, así que controlando tus porciones puedes hacer un gran avance en lo que a ingesta de calorías se refiere.
Un truco más: intenta que tus platos sean de colores que contrasten con tu comida. Las investigaciones han probado que en un plato de color rojo uno tiende a comer menos que si fuera blanco. ¡Interesante!

Recuerda que comenzar una dieta nunca es fácil, sin embargo, cuando veas los resultados te sentirás increíble. Una de las cosas más importantes es creer que tendrás éxito. ¡Esto puede hacer la diferencia!

Fuente: http://www.lineayforma.com


¿Por qué debo hacer actividad física?, ¡lo que no sabías!

Hace un par de años, sufrí una caída que me tuvo sin actividad física por unos meses. Acostumbrada a hacer mil cosas al mismo tiempo y caminar mucho, la verdad es que terminé deprimiéndome un poco. Esto no tuvo buenas consecuencias sobre mi peso. Terminado el periodo de convalecencia, tuve el valor de subirme a la balanza y con horror (aunque con poca sorpresa) vi que había aumentado casi 7 kilos en esos meses.


¿Qué podía hacer? Mi paladar me pedía azúcar gran parte del día, me sentía pesada y sin ganas de entrar a hacer una dieta. Alguien por allí me dijo: “Si no estás dispuesta a controlar tus comidas, lo único que puedes hacer por ahora es ejercicio”.

 

¿Por qué generalmente comenzamos a hacer ejercicio?

Haciendo una pequeña encuesta entre mis amigos y conocidos, encontré dos de las razones más comunes para comenzar a realizar algún tipo de ejercicio: La primera seguramente, como en mi caso, fue el aumento de peso. Y la segunda, es cuando el doctor nos dice más o menos esto: “O comienzas a llevar una vida sana o no durarás más de un par de años”.


Y creo que ambas son razones bastante fuertes y a primera vista, importantes. Sin embargo, de ellas se desprenden varias más. El problema es que muchas veces, si no hemos tenido una verdadera disciplina, cuando esas razones desaparecen (perdemos los kilos que deseamos o el médico nos dice que nuestro estado de salud ha mejorado), olvidamos nuestra rutina saludable y volvemos a los mismos hábitos que nos llevaron a nuestros problemas originales. ¿Te ha pasado?

 

Las mejores razones para hacer ejercicio

A lo largo del tiempo, he encontrado que los mejores motivos no son aquellos por los que comenzamos a hacer ejercicio, sino justamente aquellos que experimentamos luego de incorporarlo en nuestra vida. ¿Quieres conocerlos? Pues, ¡allí van!


  • Verte mejor. Y lo menciono no solo refiriéndome al hecho de perder peso. Porque definitivamente con el ejercicio nos veremos mucho mejor de lo que si quiera habíamos imaginado, ya que también estamos trabajando nuestros músculos y nuestra figura se verá muy beneficiada. Luciremos mucho más estilizadas y por supuesto, esa ropa que pensamos nunca nos iba a quedar bien, nos va a la perfección. Puntos extra para nuestra autoestima.

  • Sentirás mucha más energía. A veces creemos que al hacer ejercicio (cualquiera que este sea) perderemos la poca energía que tenemos en un día, pero el efecto es justamente el contrario. Al cabo de unas semanas (ten un poco de paciencia por favor), te darás cuenta que tienes el doble o hasta el triple de energía de lo que tenías cuando apenas comenzabas a ejercitarte. Si antes te parecía todo un sacrificio tomar las escaleras en lugar del ascensor, notarás que ahora te requiere mucho menos esfuerzo.

  • Dejar de temer algunas enfermedades. Realmente es increíble cómo el riesgo de padecer ciertas enfermedades puede reducirse. Además de las clásicas que se relacionan con el corazón como la hipertensión o diabetes, en general verás que tu estado físico mejora de forma crucial. ¿Por qué? Porque el ejercicio tiene consecuencias directas sobre tus niveles de estrés y no es un secreto que este es el origen de muchas dolencias. Con su disminución, dejarás de padecerlas.
  • Tendrás una mirada positiva. Seguramente no lo me lo crees si es que no lo has experimentado, pero cuando comienzas a hacer ejercicio todo parece verse más positivo. Hay una explicación científica para eso que se relaciona a que generamos más “endorfinas”(las hormonas del buen humor para resumirlo) pero creo que también tiene que ver con notar cómo nos superamos poco a poco. Si se trata de correr, por ejemplo, puedes haber comenzado corriendo tan solo tres kilómetros, pero al cabo de unas semanas te ves corriendo ocho tranquilamente. ¿No te sentirías orgullosa?

  • Te lleva a tener otras conductas sanas. Lo primero que dejarás (si es tu caso) es el cigarro. Por lo menos eso me pasó, me di cuenta que si el día anterior había fumado dos o tres cigarros, mi capacidad pulmonar se veía disminuida, así que me quedaba sin aliento bastante rápido. También te llevará a hidratarte mejor y luego, seguramente a comenzar a preocuparte por tus comidas, a darle mayor espacio a las nutritivas y dejar de lado las tipo “chatarra”.
Por supuesto que además de estas razones, podemos encontrar muchas más, sin embargo he querido enfocarme en aquellas mucho más personales que no siempre se mencionan y que por lo menos a mí me han ayudado a no tirar la toalla. Así que te deseo, ¡un buen entrenamiento!

Fuente: http://www.lineayforma.com

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