Salud

Recetas caseras contra los resfriados

 
Ciertas épocas del año son propicias para que los virus ingresen a nuestro cuerpo de manera rápida e incuben hasta que nos den enfermedades virales como resfriados y diarreas.
En el verano, nos dedicamos a tomar bebidas muy frias y eso hace que nuestra garganta se inflame y cojamos resfriados. En invierno también es complicado mantenerse sano durante toda la temporada, debido a los cambios fuertes de bajas temperaturas.
Cuando nos resfriamos tenemos la tendencia a acudir a la farmacia para comprar pastillas. Sin embargo, existen remedios naturales que podemos preparar en casa y que son muy fáciles y económicos para preparar.
A continuación los dejamos con una lista de aquellos remedios caseros contra los resfriados:
  • Un ponche muy caliente antes de ir a dormir es ideal para sudar y botar el resfrío. Pon en una olla una taza de leche. Cuando esté bien caliente, agrégale azúcar y una yema de huevo. Cuando cierres el fuego agregale un chorro de ron o pisco. Sírvelo en una taza y agrégale encima la clara de huevo bien batida. Decora con canela en polvo. Tómalo antes de dormir y no te destapes; así sudarás y botarás la enfermedad.
  • En una taza de té muy caliente agrega: una cucharita de jengibre -o kión- rallado, cuatro dientes de ajo bien chancados, una cucharada de miel de abejas y el jugo de un limón. Este preparado debes tomártelo también antes de irte a dormir. Sudarás, pero no te desabrigues, porque a la mañana siguiente verás los resultados.
  • Un jarabe de miel y ajos es muy efectivo para botar el resfriado. Chanca una cabeza de ajos y ponla a hervir 20 minutos en una olla con una taza y media de agua. Agrega el jugo de un limón y dos cucharadas de miel, y deja hervir tres minutos más. Cuela la preparación y ponla en una botella que guardarás en el refrigerador. Vas a tomar una cucharada de este jarabe tres veces al día hasta superar el resfriado.

Fuente: http://www.lineayforma.com

 Blanquea tus dientes de forma casera

Si tus dientes están amarillentos o manchados y eso te causa complejos, vamos a darte algunas soluciones caseras para que puedas lucir una linda sonrisa.

Para tener dientes blancos es fundamental cepillarlos, como mínimo, 3 veces por día y utilizar hilo dental para quitar restos de alimentos que se depositan entre los dientes.

Es importante realizar la higiene bucal con paciencia cepillando bien cada diente para evitar que se forme la placa bacteriana, si no se tiene esta precaución la placa se va adhiriendo a los dientes y se transforma en sarro.

Debes saber también que el café y el cigarrillo producen manchas en los dientes difíciles de quitar, si no puedes evitar su cosumo al menos cepilla los dientes con más frecuencia.

A continuación te sugerimos unas viejas recetas caseras para blanquear los dientes, no se puede abusar de su utilización para no dañar el esmalte que los recubre.

* Cepillado con sal fina y limón.
En un recipiente pequeño (no metálico) se coloca una cucharadita de sal fina y se van agregando gotas de limón hasta formar una pasta.

Las cantidades en si no tienen importancia siempre y cuando haya la suficiente cantidad como para mojar el capillo varias veces.

Esta preparación tiene buenos resultados para quitar manchas en los dientes, se coloca en el cepillo y se procede cepillando cada diente, poniendo énfasis en los lugares con manchas o zonas más amarillentas.

La sal fina actúa como abrasivo y el ácido del limón actúa quitando las manchas.
Se debe tener cuidado de no friccionar las encías con esta pasta para no causar irritaciones.

* Cepillado con bicarbonato y limón
El bicarbonato es usado comunmente para blanquear los dientes y puede ser utilizado de varias maneras.

Como solución para dientes manchados indicamos que se utilice con limón, si los dientes están amarillentos puede ser utilizado solo y si lo que se desea es mantener los dientes blancos puede ser mezclado con la pasta dental normal y realizar el cepillado habitual con esta mezcla.

* Enjuagues con agua oxigenada
No más de tres veces por semana se puede utilizar el agua oxigenada de 10 volúmenes (no más alto porque quema) como enjuague bucal, reteniendola en los dientes por aproximadamente 30 segundos, luego se tira y no se enjuaga.

Es conveniente realizar este procedimiento luego de la última cepillada dental, antes de dormir.

* La pulpa de fresa
Se toma una fresa o frutilla y se aplasta con un tenedor hasta formar una pasta, luego se coloca sobre el cepillo y se procede a la limpieza de los dientes utilizándola en lugar del dentífrico común.
Advertencia: Reiteramos lo dicho anteriormente, los métodos caseros para blanquear dientes no pueden ser utilizados en forma frecuente ya que pueden desgastar el esmalte dental
Fuente: http://paraellas.net

Cómo combatir el estrés


¿Quién de nosotras no se ha sentido estresada? ¿O vive estresada continuamente? El estrés es una reacción natural de nuestro organismo que lo prepara para enfrentar amenazas que lo pueden poner en peligro, por ejemplo el enfrentarse a un atacante, evitar ser atropellado, correr en caso de incendio o terremoto. Por supuesto que las reacciones que se dan en el estrés son inconscientes y se encuentran escritas en nuestro propio código genético, es decir, no podemos “decidir” no estresarnos por algo, no es tan sencillo.

Pero también sucede, por ejemplo, que un gran desafío, como un trabajo de mucha responsabilidad, mudarse a una casa nueva, estudiar, un examen cerca, una boda, un futuro hijo o afrontar una situación desconocida haga que nos sintamos inseguros al no poder controlar lo que sucede a nuestro alrededor. El cerebro interpreta este ambiente como potencialmente dañino y desencadena una serie de reacciones químicas (latidos más rápidos, palidez, sudoración fría, dilatación de pupilas, uso acelerado de proteínas), todo con el objetivo de estar más despiertos, más atentos, más fuertes y listos para luchar o huir en caso sea necesario. El problema viene cuando la huida no es una opción, y tampoco lo es la confrontación física. El estrés entonces no puede “liberarse” y nos crea una sensación continua de ansiedad o estrés crónico.


El estrés crónico puede manifestarse con dolores continuos de cabeza, mal funcionamiento del estómago, gastritis, pérdida o subida de peso, descalcificación, caída de cabello, debilitamiento de uñas, irritabilidad, trastorno del sueño, etcétera.
Pero lo más peligroso es que investigaciones científicas han demostrado hace poco que el estrés crónico ocasiona cambios en el cerebro como la pérdida permanente de neuronas, alteraciones en la memoria, percepción espacial y coordinación.
Así mismo, el estrés crónico ocasiona el aumento de todos los sistemas de oxidación del cuerpo, dejándonos más expuestos a enfermedades cardíacas, del sistema nervioso y cáncer, además de acelerar el envejecimiento. Y por supuesto, también debilita el sistema de defensa del cuerpo, el sistema inmunológico, haciéndonos más vulnerables a infecciones.


¿Qué se puede hacer para combatir el estrés?
  • Lo primero y más importante es tomar conciencia que el estrés constante es una enfermedad muy seria y no cuestión de juego, que puede afectar nuestro organismo de forma irreversible.
  • Aunque tengamos demasiadas cosas que hacer y muchas preocupaciones, reservar por lo menos 20 minutos al día para realizar alguna actividad relajante, como caminar despacio (produce endorfinas sustancias naturales que generan bienestar y buen humor), leer, escuchar música suave o conversar con una persona querida.
  • Disponer de un día a la semana para variar la rutina, hacer actividades al aire libre, reunirse con familiares o amigos, etc. Es muy bueno realizar algún ejercicio por lo menos 30 minutos al día, 3 a 5 veces por semana.
  • Consume con moderación las bebidas que contengan cafeína (café, té negro).
  • Busca dormir de 7 a 8 horas diarias cuando mínimo. El descanso es importante para que tu vida esté en equilibrio y a la mañana siguiente no te cueste trabajo levantarte.

  • Mantén una alimentación variada que incluya los 3 grupos de alimentos y controla las porciones de lo que comes.
  • Empieza tu día con un buen desayuno; te ayudará a cargarte de energía.
  • Mastica despacio tus alimentos. Separa un mínimo de 30 minutos para comer tranquilamente y sin prisas.
  • Cuando te sientes apurado, emplea una técnica de relajación como respirar profundo o practicar yoga.
  • Algunas personas encuentran muy relajante también acariciar una mascota, sacarla a pasear y jugar con ella.

 Fuente: http://www.lineayforma.com

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